viernes, enero 28, 2011

CARICIAS

Un niño sin cariño - contacto físico - a pesar de todo el tratamiento orgánico, es posible que no se cure por estar manteniendo una enfermedad originada por la falta de mimos.

¡El niño necesita que lo toquen, que lo besen, que lo miren, que lo noten!

La leche materna, tibiecita en su boca, el estómago satisfecho, ¡es un contacto! El cuerpo caliente ¡es un contacto!

Los estímulos son tan importantes para la salud como los alimentos.

Muchos padres se forman ideas equivocadas sobre los niños o sobre su educación, como por ejemplo : "No lo voy a alzar para que no se acostumbre mal", "No le voy a prestar mucha atención porque quiero que aprenda a ser independiente":

La cuna de ese niño termina siendo una celda solitaria ... de la cual el prisionero hará todo lo posible por salirse.

El reconocimiento de la existencia es basicamente lo que motiva a la humanidad. "Papá, mira, aquí estoy yo" (presidente del país), o "Papá, mira, aqui estoy yo" (sentado en la silla eléctrica).

Esas ideas son para inculcarnos el concepto de las caricias y su importancia.

La caricia es la unidad de reconocimiento humano. Comienza en el nacimiento, con el contacto físico. Después pasa a palabras, miradas, gestos y aceptación.

El contacto físico es el medio más potente de reconocimiento.

Con el transcurso de los años, el contacto físico puede ser razonablemente reemplazado por el contactp verbal. Entonces, una caricia en el rostro de la esposa puede ser sustituida por un "Que bueno que hayas venido"

Todos necesitamos caricias. Así como también necesitamos comida.

Lo llamamos caricias porque caricias es lo que el bebé necesita cuando nace.

Y en ese sentido, a pesar de ser adultos, necesitamos de caricias, contacto, cariño. Todo esto constituye el alimento ideal para el desarrollo del ser humano. Sin eso, este puede presentar un cuadro de atraso mental (originado por la falta de contacto en la infancia), encerrarse en su mundo y volverse inclusive un psicótico.

Ningún niño o adulto aguanta la indiferencia de los padres. Un beso es mejor que una palmada, pero una palmada es mejor que la indiferencia. Y, por no soportar la indiferencia, el niño adoptará conductas diferentes para llamar la atención, hasta encontrar algunas que le funcionen.

Para recibir estímulos, si al niño no le brindan afecto, cualquier cosa puede servir: ¡una palmada de los padres, gritos, pellizcos, miradas de rabia o desprecio!

Todos estos son ejemplos de caricias negativas. Estas satisfacen la necesidad de atención, aún produciendo dolor y sentimientos de rechazo.

La calidad de las caricias que el niño recibe le da un idea primitiva de cómo obrar para ser reconocido o aceptado.



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