domingo, octubre 15, 2017

25 FRASES PARA CALMAR HIJOS FURIOSOS

Ya sea que tu hijo o hija sea tranquilo, que su mecha se tarde en encenderse o que explote ante la primera provocación, nunca está de más conocer sobre control de la ira. Finalmente somos nosotros como padres quienes debemos controlarnos en su totalidad sin dejarnos llevar por nuestro enojo. Por ello, aquí les dejamos 25 frases que podemos utilizar en estas situaciones en que debemos mantener la cabeza fría con nuestros pequeños, y hasta con nuestros adolescentes.
1. En vez de: “¡Deja de aventar/tirar las cosas!”
Intenta: “Veo que estás aventando tus juguetes, ¿no quieres jugar con ellos? ¿Eso es lo que está pasando?”

Esta técnica de hablante/escucha está diseñada para ayudarnos a comunicar nuestros sentimientos de una manera no confrontacional. No solamente permite que las vías de comunicación se abran, sino que también te permite plantear la situación desde tu perspectiva, lo que le permite al niño replantear la misma situación desde su perspectiva.

2. En vez de: “¡Los niños grandes no hacen X!”
Intenta: “Los niños grandes, incluso los adultos tenemos sentimientos y está bien, algunos de éstos son pasajeros”.

Seamos honestos, entre más grandes tus niños sean, más grandes serán sus problemas y más grandes serán sus emociones. Decirles que los niños grandes no sienten enojo, frustración, ansiedad, lo que sea, es simplemente mentirles. Esta frase, en cambio, también los motiva a manejar y procesar sus emociones de una forma sana.

3. En vez de: “¡No te atrevas a pegar!
Intenta: “Está bien enojare, pero no puedo dejar que pegues. Debemos mantenernos seguros a todos”.

Ésta establece perfectamente que la emoción está bien, pero la acción no. Separar estos dos elementos hará que tu niño aprenda, efectivamente, a hacer esta separación.

4. En vez de: “¡Estás siendo bien difícil!”
Intenta: “Ésta es complicada ¿no? Pero vamos a entenderla y superarla juntos”.

Cuando los niños están que no lo calienta ni el sol, debemos entender por qué. Esta frase refuerza la idea de que están en el mismo equipo, trabajando para el mismo objetivo.

5. En vez de: “¡Ya, suficiente! ¡Estás fuera!”
Intenta: “Vamos a calmarnos los dos y encontrar nuestro punto juntos”.

Esto cambia la idea de “afuera” a “adentro”, permite así la reconexión en vez del aislamiento.
6. En vez de: “¡A lavarse los dientes ya!”
Intenta: “¿Te gustaría lavarle los dientes a Elmo primero y luego a los tuyos?”

Los pequeños a veces se frustran cuando no tienen control de su ambiente, bueno, todos. Pero con esta frase, le ofreces una opción, una forma de control en donde ellos tienen el poder de elegir.

7. En vez de: “¡Cómete tu comida o te vas a quedar sin hambre!”
Intenta: “¿Cómo podemos hacer que la comida sea más rica?”

Esto le da al pequeño una responsabilidad de encontrar una solución.

8. En vez de: “¡Este cuarto está asqueroso! No puedes salir hasta que esté limpio”.
Intenta: “¿Qué te parece si empezamos a limpiar esta esquina desordenada? Yo te ayudo”.

En vez de centrar toda tu atención a terminar una tarea que se ve imposible, intenta plantear la meta más sencilla. Sobre todo si es una tarea que a nadie le gusta hacer, lo importante es iniciarla.

9. En vez de: “¡Ya estuvo! ¡Nos vamos!
Intenta: “¿Qué te falta para que estés listo para irnos?”

Permite a los niños que piensen en los procesos de transición de sus vidas. Esto va a ayudar frente a una pelea de poder y les va a dar una oportunidad para pensar en que están haciendo el paso a una nueva actividad. También es una rutina excelente para cuando hacen juegos de rol y no están yendo realmente a ningún lado.

10. En vez de: “¡No te estés haciendo berrinche!”
Intenta: ¿Qué te parece si me lo vuelves a decir en tu voz normal?”

Algunos niños hacen berrinche sin siquiera darse cuenta. Al pedirles que lo digan en un tono normal, les enseñas a que la forma en que dices las cosas es muy importante.
11. En vez de: “¡Ya no te estés quejando!”
Intenta: “Ya te escuché. ¿Se te ocurre alguna solución?”

De nuevo, esto le da la responsabilidad al niño. La próxima vez que se esté quejando de la escuela/hermanos/comida/, mejor realicen una lluvia de ideas para llegar a una solución. Con esto debes recordarle que no hay respuesta incorrecta y que entre más boba sea, mejor.

12. En vez de: ¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?”
Intenta: “Creo que no me escuchaste la primera vez. ¿Qué te parece si te lo digo y me lo repites?”

Hacer que tu niño repita el mensaje, hacer más fuerte el mensaje. Variar en el volumen y tono le da un elemento divertido.

13. En vez de: “Ya no te frustres”.
Intenta: “¿Está demasiado complicado? ¿Qué te parece si nos damos un descanso y regresamos en 52 minuto?”

Suena muy aleatorio, pero se ha estudiado que la mayor productividad se realiza en un ritmo de trabajo de 52 minutos y un descanso de 17. Al descansar de tareas estresantes, permite regresar a ellas con mejores ánimos y otra perspectiva, más concentrados que antes. Y es lo mismo para la tarea, para el piano, para cualquier deporte.

14. En vez de: “¡A tu cuarto!”
Intenta: “Bueno, me voy a quedar aquí hasta que estés listo para darme un abrazo”.

Aislar a los niños solamente les da el mensaje de que hay algo mal con ellos. Al darles su espacio hasta que esté listo para reintegrarse, le estás asegurando que siempre estarás para él.

15. En vez de: “¡Me estás avergonzando!”
Intenta: “Vamos a algún lugar privado donde podamos arreglar eso”.

Esto no se trata sobre ti, es sobre él y sus sentimientos. Al quitar a los dos de la situación, le estás recordando ese trabajo en equipo, esto sin prestarle demasiada atención a su conducta.
16. En vez de: (Exhalar y girar tus ojos)
Intenta: (Míralo a los ojos, recuerda las mayores fortalezas de tu niño y dale una sonrisa)

Practica mantener la perspectiva pensando en las virtudes de tu niño.

17. En vez de: “¡Estás insoportable!”
Intenta: “Creo que estás pasando un mal momento, vamos a trabajar juntos en esto”.

Siempre, siempre, separa la conducta del niño, tu niño no es su conducta, más bien, trabaja la emoción y motiva a que encuentren una solución juntos.

18. En vez de: “¡Deja de gritar!”
Intenta: “Voy a imaginar que le voy a soplar a tus velitas de cumpleaños. ¿Me quieres ayudar?”

La respiración profunda ayuda a calmar completamente el cuerpo y hacerlo a través de un juego lo hace más sencillo. Para los niños mayores, tal vez sea más efectivo que quieran respirar como Darth Vader.

19. En vez de: “¡Ya no puedo contigo en este momento!”
Intenta: “Me estoy frustrando, pero voy a estar aquí calmándome”.

Enséñales cómo identificar y controlar sus emociones al darles un modelo en tiempo real.

20. En vez de: “¡Ya! ¡Es mi última palabra!”
Intenta: “Te amo y necesito que entiendas que no está bien que ______. ¿Hay algo que yo deba entender?”

Dale a los niños una forma visual de expresarse cómo se sienten, te puede sorprender lo que pueden decir y la clase de soluciones al problema que pueden encontrar.
21. En vez de: “¡Yo NO voy a cambiar!”
Intenta: “Lamento que no te parezca como _____. ¿Hay algo que podamos hacer para la próxima?”

Cambiar la atención del problema a la solución, elimina el conflicto de poder asociado al mismo problema.

22. En vez de: “¡Deja de decir que no!”
Intenta: “Escucho que estás diciendo mucho que no. Entiendo que algo no te gusta, pero vamos a trabajar en ver qué podemos hacer distinto”.

Al reconocer las negativas de tu niño, estás disminuyendo el problema. En vez de hacer una discusión de sí y no, hay que hacer una para encontrar la solución.

23. En vez de: “¡Ya no te enojes!”
Intenta: Entiendo que te puedes enojar. Vamos a intentar nuestro grito de guerra”.

Cuando gritamos al estar lastimados físicamente, podemos interrumpir los mensajes de dolor mandados por nuestro cerebro. Y aunque no esté lastimado físicamente, un grito de guerra puede funcionar para liberar toda la energía de furia de una forma lúdica.

24. En vez de: “¡No exageres!”
Intenta: “Estás teniendo una emoción muy fuerte, que ocasiona una reacción muy fuerte. Pero si la emoción fuera un monstruo, ¿cómo sería?”

Cuando los niños están cansados, hambrientos o hiperactivos, vamos a exagerar. Darle una cara a la emoción hace más externo el problema y le permite al niño responder a su monólogo interno. Esto ayuda subsecuentemente a controlar la emoción cada vez más.

25. En vez de: “¡Suficiente!”
Intenta: “Estoy aquí para ti. Te amo. Estás a salvo. (Entonces siéntate en calma con tu niño y permite que la emoción pase)”

Cuando los niños están en ese punto de furia o pánico, sus cuerpos están experimentando una respuesta al estrés. Hacerlos sentir seguros, los apoya hasta que estas emociones pasen. Esta es una habilidad vital de resiliencia.

Fuente: Perfecto guru

sábado, octubre 14, 2017

METAFORAS TERAPEUTICAS PARA ENTENDERLO TODO MEJOR

Las metáforas son un recurso muy extendido en terapia. Según Lankton, una metáfora es una forma lingüística que hace una comparación implícita entre dos entidades diferentes. Se ha comprobado que en el contexto terapéutico, las metáforas son un elemento esencial para que los cambios en el paciente se produzcan antes y a un nivel más profundo.

Las metáforas terapéuticas han de albergar una serie de características para que sean eficaces. En primer lugar, la metáfora ha de ser entendida por el paciente, por lo que su relato debe estar adaptado a su nivel de comprensión. Por otro lado, se busca que la persona se vea reflejada en ella, de manera que entienda lo que le está ocurriendo y esta comprensión le motive a realizar el cambio terapéutico necesario.

La metáfora también debe tener una estructura de acción, de forma que en la narración se reflejen los pasos necesarios que el paciente tiene que emprender si quiere conseguir el cambio. Además, debe ofrecer una solución o salida al problema, de forma que el paciente vea con claridad que los pasos que tiene que dar le van a llevar, si los hace de forma correcta, a solucionar el problema por el que está en consulta.

Algunas metáforas que podemos usar en terapia

Sobre todo en la terapia de aceptación y compromiso (ACT), el uso de metáforas está bastante extendido. Nos complace exponer al lector algunas de las metáforas que a nuestro entender, más pueden ayudar a los pacientes o a cualquier persona que se encuentre perdida.

La metáfora de los dos escaladores

Imagina que tu terapeuta y tú sois dos escaladores, cada uno subiendo por una montaña distinta, pero cercanas. El terapeuta puede ver un camino que puede ayudarte a subir mejor tu montaña, pero no porque sea más listo que tú, ni porque la haya subido antes, sino porque está en una posición desde donde puede ver cosas que ahora mismo tú no puedes ver. Finalmente, aunque el terapeuta indique el camino, tú eres el que tiene que subir la montaña.

Por lo tanto, la ventaja del terapeuta respecto al paciente es la perspectiva. El terapeuta puede ofrecerle una perspectiva al paciente con la que este no cuenta; será el paciente el que tenga que integrar esta información, con la que él ya tiene, para avanzar.

La metáfora de la luz

Los pensamientos automáticos negativos, como su nombre indica, aparecen en nuestra mente de forma automática porque han sido repetidos y repetidos durante mucho tiempo. Así, hemos creado un hábito de pensamiento.

Una metáfora que se utiliza mucho en terapia para explicar este fenómeno mental tiene que ver con algo que alguna vez nos ha pasado y hemos hecho todos. ¿Qué ocurre cuando se funde una bombilla o se va la luz? Pues que entramos en una habitación y a sabiendas de que la luz no va a encenderse, apretamos el interruptor. Pasa lo mismo que con los pensamientos, es algo que tenemos automatizado.

La metáfora de la casa y los muebles

¿Una casa deja de tener valor si sus muebles son viejos, feos o están estropeados? La respuesta es no. La casa, tiene valor, independientemente de los muebles que contenga. La casa no son sus muebles. De la misma forma, el ser humano es valioso independientemente de sus pensamientos o sus actos puntuales.

Podemos tener pensamientos o actos más o menos nocivos, dañinos o negativos pero eso no hace que toda nuestra persona sea así.

La metáfora del viaje a tu lugar soñado

Tienes un objetivo: viajar a tu lugar soñado e incluso cambiar de aires y empezar una vida en ese lugar que tanto te gusta. Coges el auto para irte y unos pasajeros intrusos en el asiento de atrás empiezan a decirte: ¿Pero dónde te crees que vas? ¡Tú no tienes capacidad para hacer eso!, ¡No eres capaz de coger este auto, conducir tanto y vivir en otro lugar!, etc.

Esos molestos pasajeros son los pensamientos negativos: intentan boicotear nuestros objetivos, nos generan ansiedad y hacen que, finalmente, dejemos el auto y volvamos a nuestra casa, a nuestra zona de confort.

La metáfora de la fiesta y el invitado que nos cae mal

Te han invitado a una gran fiesta: la boda de tu mejor amigo. Evidentemente, tienes muchas ganas de asistir, pero te has enterado de que va a ir también alguien que no te agrada demasiado. Se trata de un compañero de trabajo del novio que te presentaron una vez y te cae bastante mal. ¿Vas a dejar de ir a la boda por ello? Supongo que tu respuesta será que no, ya que tienes muchas otras personas con las que disfrutar.

De la misma forma, las emociones negativas son como ese invitado: no porque ellas también hayan sido invitadas a la fiesta de nuestra vida tenemos que dejar de hacer cosas que nos importan.

La metáfora del calor

Las emociones negativas son como el calor: muy desagradables. Seguro que no te dices a ti mismo que tener calor es horrible, insoportable o la guerra nuclear. Es molesto, pero sabemos que de vez en cuando hemos de pasar por ello, sobre todo en verano. No le damos más valor.

De la misma forma, las emociones negativas, existen y a veces las vamos a tener que experimentar. ¿Por qué no somos tan indulgentes con nuestros propios estados emocionales? Las emociones, al igual que el calor, un dolor de cabeza o un grano en la nariz, no son más que estados fisiológicos latosos o fastidiosos, pero no tienen mayor trascendencia que la de facilitarnos información.

¡Ahora te toca ti recordar siempre que lo precises estas metáforas!. Notarás como desde esta perspectiva, todo se ve más claro.
Por: Alicia Escaño Hidalgo

La metáfora del diamante en bruto
Imagina que eres una piedra preciosa por dentro, es sólo que aun falta descubrirte, pulirte, aprender de tus experiencias para poder brillar con todo tu esplendor, es decir tu autoestima saludable. Eso se va logrando poco a poco y con el tiempo. No desesperes. Eres una persona muy valiosa, más valioso incluso que las joyas más preciadas. Tu mayor valor radica en tu interior, por allí se empieza.
Y así podemos crear muchas metáforas más según el estilo y creatividad de cada persona. ¡Inténtalo y verás los resultados!
Por: Luis Venegas Chalen

viernes, octubre 13, 2017

COMO TE VEN LOS DEMAS Y QUIEN ERES EN REALIDAD

Para que funcione bien debes seguir las instrucciones sin hacer trampa. ¿Estás listo?

Instrucciones:

Toma una hoja de papel y un lápiz.
Escribe el nombre de 3 animales en el siguiente orden:
Tu animal favorito.
El animal que más te gusta como mascota.
Tu segundo animal favorito, ya sea mascota o salvaje.

Para que resulte bien, escríbelos ahora antes de continuar con la lectura de las respuestas.

Luego ve a la lista de animales y anota las características que corresponden a cada animal.

Verifica tus resultados de la siguiente manera:

El tercer animal refleja cómo te percibes a ti mismo.
El segundo animal describe cómo te percibe la gente.
El primer animal te dice cómo eres realmente.


Fuente: Genial gurú

ASESORIA DE IMAGEN: 7 IDEAS

jueves, octubre 12, 2017

AGUA CON LIMON: 15 BENEFICIOS

15 motivos por los cuales se recomienda tomar limonada 

martes, octubre 10, 2017

LA LEY DEL ESPEJO

¿Qué es la ley del espejo? Todo lo que deberías saber
La ley del espejo es la que nos hace ver en aquellos que nos rodean lo que nos disgusta de nosotros mismos, para poder así reparar nuestro ser interior

Quizá alguna vez has oído hablar sobre la ley del espejo, o quizá te resulte completamente desconocida.

Sea cual sea tu caso, hoy te contaremos todo lo que necesitas saber sobre esta y lo que la conforma.

En primer lugar, la ley del espejo afirma lo visto en otras personas como un reflejo real de lo que tienes dentro de ti mismo; es decir si ves cosas en alguien, los que estás observando es un reflejo de lo albergado en ti.

Lo anterior yace como una  manera de enseñanza.

Su fin es el de solucionar problemas, sean graves o simples, con grupos de personas allegadas y pertenecientes a nuestro círculo social. Pueden ser conocidos, compañeros, familiares o amigos, entre otros.

No obstante, esta ley es algo que debe realizarse desde uno mismo.

Qué es la ley del espejo

El principio de la ley del espejo sugiere el corazón como el origen de todas las cosas.

Allí se albergan las razones por las cuales reaccionamos de cierta manera ante las opiniones o acciones de los demás hacia nosotros.

Un argumento bastante fuerte se presenta con un ejemplo sencillo:

Debemos fijarnos en cómo reaccionan quienes nos rodean con respecto a los comentarios o acciones recibidas. Surgen un montón de sentimientos diferentes en cada persona.

Lo anterior sugiere que la reacción es relativa a lo que yace en el corazón de cada uno.

Por ello, a través de esta ley, se pueden comprender ese tipo de cosas y, a la vez, comenzar por cambiar lo negativo.

Debemos ir paso a paso hasta reaccionar ante las situaciones de manera más tranquila y libre de pensamientos nocivos para la mente.

Analizar el comportamiento de los demás

Teniendo en cuenta de qué trata la famosa ley del espejo, se debe entrar poco a poco en la práctica.

Las personas que encontramos en nuestro entorno conforman una parte esencial de nuestra vida y de lo que somos como seres humano.

De ellas suelen molestarnos una infinidad de cosas, lo cual es totalmente normal.

Maneras de actuar, reacciones, mentiras, control externo de familiares hacia nuestra vida… Todo ese tipo de cosas son inesperadas, molestas e incluso tortuosas.

Debemos analizarlas en ese orden de ideas, sin entrar a reaccionar de ninguna forma.

Las cosas positivas o negativas de la vida no se albergan únicamente en las demás personas. Nosotros mismos también tenemos una serie de características supremamente relevantes, que pueden agradar o molestar quienes nos rodean.

Para analizarse a uno mismo se debe dejar salir, a flor de piel, el exceso de honestidad, sensatez y sinceridad. Y es que la autocrítica es una de las prácticas más recomendadas, siempre y cuando sea bien utilizada.

Como seres humanos, el error no es ajeno a nuestro patrón de comportamiento. No obstante, no debe ser una excusa para justificarlo todo.

Por ello debemos estudiar cómo tratamos a quienes nos rodean y localizar los errores en nuestro propio comportamiento.

Poner en práctica la ley del espejo

Basta de tanta teoría. Lo ideal frente a esta ley es ponerla en marcha lo antes posible.

Con base en lo mencionado anteriormente, ya sabemos analizar a los demás y a nosotros mismos o, por lo menos, ya lo pusimos en práctica.

Ahora vamos a trascender en el camino para sacarle provecho a la ley del espejo:

Para ello basta con elegir una sola persona. Esta debe sernos de muy poco agrado, así el ejercicio será mucho más relevante.

Teniendo al sujeto en mente (alguien con el cual no sentimos empatía y creemos que nos ha hecho mucho daño), elaboramos una lista con todas las cosas positivas por las cuales le debemos agradecer.

Para realizarla se debe tomar el tiempo suficiente. Paciencia y cero ansiedad son los ingredientes para dejarla como se debe.

Al terminar la leeremos en voz alta, como si estuviésemos diciéndole todo a esa persona.

Solamente si es factible, contactar con la persona

Yendo más allá, la ley del espejo sugiere reparar los lazos con quienes nos rodean. De tal forma, nuestro corazón irá dejando de lado los pensamientos destructivos y la empatía florecerá paulatinamente.

Opcionalmente se pueda hacer esto: Una vez en frente de esa persona le mencionaremos la lista de cosas positivas y, si es necesario, pediremos perdón.

De no ser posible, no importa, de todos modos ya lo hemos hecho de corazón y la próxima vez que nos pongamos en contacto con esa persona, será sin resentimientos, rencores o emociones guardadas.

De ti dependerá si se lo quieres decir en persona o no. Lo importante es que hagas ese trabajo de sanación emocional para tu salud mental, psicológica e incluso espiritual.
Fuente: mejorconsalud.com